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meritxell

Me crispa los nervios...

Cada día que pasa se afianza en mí una manía que procuro perseguir pero que la condenada corre más que yo. Se trata de lo siguiente. Llego a una habitación donde haya un aparato de música, un televisor, una radio a todo volumen y automáticamente me da por bajarlo. No soporto el sonido estridente de nada. Me crispa los nervios más de lo que puedo soportar, lamentablemente porque me produce dolor físico que siempre será aborrecido y ahuyentado como yo mejor pueda.

El caso es que por esa razón no soporto de ninguna de las maneras a día de hoy esos bares, disco-pubs, discotecas de aglomeraciones y ruidos ensordecedores. ¿Y antes me pasaba igual? Para nada. Bueno, no es que fuera un todoterreno del ruido infernal de algunos sitios, pero sí me podía divertir bailando en un entorno ruidoso y en ambientes de fiesta. Hoy nada de eso me resulta agradable y ,si puedo, salgo huyendo en un descuido. Ahora entiendo el ansia por salir al jardín de los protagonistas de las películas antiguas. Acababan charlando fuera del bullicio y las risas del salón de baile.  Salían por pies, esquivando a todo el mundo y reuniéndose, liberados, al fin, del calor bochornoso que producen las multitudes con sus afanes de pasarlo bien a costa de sudar a todo trapo.

 

7 comentarios

Meritxell -

Es que con la edad ocurre cada cosa. Afortunadamente todos los que lleguen, lo comprobarán.

solodelibros -

A mi me pasa otro tanto. Yo lo atribuyo a la edad.

El lector a la sombra -

¿Será por ello que las conversaciones más interesantes e inteligentes suceden (casi) en el silencio?

elbucaro -

Te comprendo perfectamente, nunca he entendido que para escuchar algo tenga que superar ciertos decibelios, se escuchará más fuerte, pero no mejor. Un besote.

Meritxell -

¿Y los anuncios de Google del lado izquierdo? Genial.

Meritxell -

Jejejeje vamos, que en un macrobotellón no nos encontraremos nunca, ya ves.

Besitos.

Gatito viejo -

Yo tampoco soporto las aglomeraciones ni el bullicio descontrolado. Esa música a toda pastilla, esos jóvenes gritando porque no se oyen unos a otros debido a la música pasada de rosca, esas ganas de pasarlo bien pese a quien pese. Cada vez estoy más por la labor de que una retirada a tiempo es lo que toca en estos casos. No se puede luchar contra los hábitos sociales mal asimilados y tan asentados durante años. Lo malo es que a veces no te queda otra que participar en la bochornosa representación de "pasártelo bien". Y todo de esta guisa... unos buenos tapones en los oídos y que obre el milagro...


Saludos,